Ya que lo hacía dormido, me gustaba pasar mis manos por sus colgajos de piel y revolver sus tibias y chorreantes entrañas. Yo creo que fingía y me dejaba hacer, pues por toda respuesta emitía un breve y lastimero ronquido semejante al ronroneo de un gato.
Eran tiempos difíciles para la familia. Mi padre prematuramente viudo y económicamente arruinado casi no recibía visitas y rara vez se dejaba ver en el día.
De cuando en cuando una señora de la iglesia nos limpiaba la casa, le dábamos unas ropas viejas y en la tarde se marchaba. El cuarto de mi padre creo haberlo dicho carecía de luz eléctrica.
-: Todo lo que necesito es una vela , me decía cuando cruzábamos palabras.
Y la vela encendida le daba razón. Su universo macerado de recuerdos no parecía necesitar más.
La noche que se despidió para internarse en el cuarto no fue distinta a las otras. Cenamos en idéntico silencio y caminamos despacio.
:- Que descanses hijo
:- Que descanses padre.
A veces creo que el horror es una continuidad de acontecimientos.
Ni el monstruo ni yo vemos la necesidad de salir de la casa y mucho menos la de que alguien entre.
jueves, 15 de febrero de 2007
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6 comentarios:
Yo sé de un escritor (Laiseca, ponele) que esta noche no duerme.
Vos viste las manchas de vela en los techos de su casa?
Definitivamente el horror es una continuidad de acontecimientos.
Me encantó. Ya ves que sólo era cuestión de estimularse y darle al lienzo.
Quiero ahora el del poeta maldito y la chica triste.
Vuelvo en una semana?
El lobo este que lo parió
el sábado le mando un desodorante de ambientes por medio de laviga para que lo usen en el depto de ese señor.
el texto impecable.
Laviga: Desmiendo terminentemente cualquier previa estimulación oara la confección del post.
Juan pablo: Ahora por su culpa mi blog no pasará los filtros de la censura porno en los cibers
Deapoco: Preferentemente un Poe.
Desodorante, texto impecable...
Su obsesión por la limpieza subyace en todo el comment.
Saludos a todos y buen sábado !
Sabemos que es usted, Livio. No quiera engañarnos escondiéndose detrás del anonimato.
Y no me haga hablar de estimulantes, no me haga.
obsesiva no, limpita nomás.
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